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Agrobanco y Las Microfinanzas Rurales

Por Juan José Inoñan Olivera;

Columnista de la sección de “Economía Bancaria y CMAC” en el área de Finanzas de The Key.

Dentro de los muchos temas importantes dentro de las microfinanzas y sus implicancias para sociedad peruana, las microfinanzas en el ámbito rural es un punto con atención creciente en el país. Empecemos por definir qué son las microfinanzas rurales. La Fundación de Microfinanzas BBVA en Colombia (2015) la definió como “Aquellos servicios financieros, tales como microcréditos, microseguros, microleasing, microfactoring, microgarantías y microahorro, otorgados con tecnología microfinanciera y con destino a los pequeños productores y a las MIPYMES (micro, pequeña y mediana empresas) que desarrollan sus actividades en el sector rural”.

 

A partir de esta definición podríamos indicar que las microfinanzas rurales en el Perú, en la práctica, se encargan de brindar servicios financieros como microahorro, microcréditos y microseguros, los cuales están destinados a atender a la población de la zona rural vinculada a actividades agropecuarias, tanto a micro como a pequeña escala. Y para este campo de acción particular de este tipo de microfinanzas, dentro de los actores principales está el Banco Agropecuario (en adelante, Agrobanco) y las instituciones tradicionales de microfinanzas como las cajas municipales (CMAC), cajas rurales (CRAC), edpymes y cooperativas de ahorro y crédito (COOPAC).

I. Características de las microfinanzas rurales

Este tipo de microfinanzas también tiene rasgos particulares, los cuales, de la misma forma que con las microfinanzas en el sector urbano, pueden generar que asuman un alto nivel de riesgo de crédito en su sector. Estas características son:

  • Informalidad

 

  • Factores coyunturales e imprevistos como clima, precio, enfermedades o plagas, desastres naturales, etc.

 

  • Escaso conocimiento financiero y empresarial de sus actores (es decir, los clientes que consumen los productos financieros).

 

  • Baja inclusión financiera.

 

  • Terrenos no saneados o inscritos en la Superintendencia Nacional de Registros Públicos (SUNARP). Esto lleva a que, por ejemplo, los clientes no presenten garantías reales en hipotecas o que incluso por este incumplimiento no puedan acceder a mayores financiamientos.

Todas estas características, algunas coincidentes con el tipo tradicional de microfinanzas, genera que el otorgamiento y gestión de los productos financieros sea muy cautelosa y minuciosa, incluso, tomando incluso más riesgo al de su contraparte tradicional. Sin embargo, a pesar de la participación de muchas instituciones de microfinanzas en el sector rural, una destaca por su tamaño y alcance, siendo esta Agrobanco.

II. Agrobanco y su desempeño en el sector rural

Esta institución de microfinanzas nació con el fín de ser la principal fuente de financiamiento para el sector agropecuario, dando énfasis en atender al micro y pequeño productor de este ámbito. Sin embargo, por diversos aspectos relacionados con la Dirección, las prioridades de esta institución cambiaron y se pasó a priorizar a clientes de la mediana y gran empresa, generando cuantiosas pérdidas en su cartera ya que este banco no contaba con tecnología crediticia y capital humano competente para atender dicho segmento.

 

Las pérdidas sufridas por el otorgamiento y gestión de créditos a la mediana y gran empresa de ese sector (2016) junto con los problemas generados en la cartera del café (reprogramaciones, renovaciones de préstamo y compras de deuda) por la plaga de la roya amarilla del 2012, terminaron produciendo que el banco tome radicales decisiones, como el cierre de oficinas y la reducción de personal, así como una considerable reducción en el otorgamiento de financiamiento a los micro y pequeños agricultores.

 

En cuanto a la tecnología crediticia empleado por Agrobanco en las microfinanzas, su principal instrumento de análisis lo conforman las “Hojas de Producto”, una herramienta que analiza las principales variables cualitativas (variedad de cultivo, plagas) y cuantitativas (precios de los bienes cosechados, rendimiento de los terrenos y activos biológicos, costo de producción y de insumo) que influyen en el cultivo de un producto agropecuario, en una determinada zona del país. Por ejemplo, existe una hoja de producto para el arroz cultivado en Lambayeque y otra hoja de producto para su pariente arequipeña.

 

Por otro lado, esta herramienta usada por Agrobanco está vinculada con un sistema de georreferenciación, lo que permite realizar un seguimiento oportuno al proceso productivo de los clientes, pudiendo identificar riesgos vinculados a la productividad del cultivo y permitiendo así reasignar financiamientos y otorgar montos razonables como crédito. Esto fue muy relevante para esta institución ya que se dieron muchos casos donde, por una misma unidad productiva (terreno agrícola), se obtuvieron varios financiamientos a distintos productores, en una suerte de “criollada” generada en el sector.

 

Ahora, en el segmento de los micro y pequeños productores agropecuarios, Agrobanco es el especialista, y su tecnología crediticia disponible va acorde con los riesgos del sector generados por los factores ya mencionados como el clima, plagas o enfermedades, variabilidad de los precios de los productos cosechados, etc. Esto hace que la tasa ofrecida por Agrobanco sea relativamente más baja que las ofrecidas por las demás instituciones de microfinanzas del segmento, lo cual le permite superar un enorme principio financiero que indica que un mayor riesgo asumido por el ofertante de un crédito implicaría una mayor tasa de interés para sus productos. Sin embargo, por los problemas de pérdidas cuantiosas en su cartera no tradicional (medianas y grandes empresas) que se comentó párrafos arriba, esta tasa de interés baja ya no pudo ofrecerse al segmento objetivo, haciendo que estos micro y pequeños productores optaran por las demás instituciones de microfinanzas que les otorgaron financiamientos más caros.

III. Principales inconvenientes enfrentados por Agrobanco en el segmento micro y pequeño de productores

A pesar de las ventajas que tiene Agrobanco en la gestión de su segmento objetivo (por su tecnología crediticia implementada y tasa de interés competitiva), eso no quita que sufra inconvientes para gestionar esta cartera. Las dificultades presentadas por estos micro y pequeños productores agropecuarios son muchas, la mayoría relacionadas a su capacidad de gestión empresarial y al uso de herramientas financieras que les permita entender de forma más adecuada los créditos que asumen. En ese sentido, estas dificultades son:

  • No tienen cuentas de ahorro. Y si las tienen, no las utilizan adecuadamente.

 

  • Capacidad insuficiente para generar asociatividad en las distintas etapas de su proceso productivo. Esto les permitiría obtener insumos a mejor precio, incrementar el precio de sus productos (también por una mejor negociación) o encontrar financiamiento no reembolsable para proyectos de mejora en su actividad agropecuaria y acceso al mercado (como los brindados por los programas Agroideas y Procompite).

 

  • Falta de capacitación en gestión empresarial (es decir, manejo de los negocios).

 

  • No realizan el análisis de rentabilidad de sus cultivos (a saber, el cálculo de los principales ingresos, costos y gastos del cultivo).

 

  • Falta de asistencia técnica en su actividad.

 

  • Resistencia al cambio. No existe proactividad para buscar otros cultivos que presenten mejores oportunidades de rentabilidad y crecimiento.

 

  • No diversifican, por lo que su riesgo de producción no puede ser reducido al menos en el corto y mediano plazo.

 

  • Poco acceso a financiamiento (por su nivel de riesgo, lo que hace que sólo accedan a tasas relativamente más altas).

 

  • No generan valor agregado a su cultivo.

Todas estas dificultades hacen que Agrobanco no tenga a su segmento objetivo como el más sencillo de gestionar. Por lo que, para que esta institución resurja y se mantenga como un actor relevante en la escena agropecuaria, muchos planes y cambios en la gestión deben ser realizados para reducir los impactos de dichos inconvenientes.

IV. Recomendaciones para optimizar el accionar de Agrobanco y de las demás instituciones de microfinanzas en el sector rural

Con todo lo dicho y explicado sobre el contexto, características, actores y dificultades del sector rural, para dar un verdadero impulso al sector de micro y pequeños productores, sugerimos las siguientes recomendaciones transversales al sector:

1. Implementar la educación financiera, desde el nivel escolar de secundaria, en las regiones donde predominan los micro y pequeños productores.

 

2. Fomentar la asociatividad rural como vehículo para incrementar la productividad de los micro y pequeños productores, así como para generar valor agregado en sus cultivos.

 

3. Inyectar la liquidez necesaria a Agrobanco y a las demás instituciones de microfinanzas del sector, para que puedan atender las necesidades de los productores con tasas de interés competitivas.

 

4. Fomentar la investigación y la generación de conocimiento en el sector. Lo cual, a la larga, podrá mejorar mucho más la productividad y rentabilidad de los cultivos.

Como recomendación específica para el fortalecimiento de Agrobanco, se resalta que, al ser una empresa estatal perteneciente al Fondo Nacional de Financiamiento de la Actividad Empresarial del Estado (FONAFE), tiene un riesgo político inherente. Consecuencias evidentes de esto riesgo es que esta institución tenga personal no calificado ni productivo (por el famoso tarjetazo) que no le permite una gestión adecuada de su cartera ni cumplir sus objetivos de captación y financiamiento. Ante ello, es importante involucrar aún más la participación del sector privado, de manera que reduzca ese riesgo de capital humano no competente y, a la vez, se extienda el acceso a créditos a muchos más productores.

V. Comentarios finales

Antes de culminar este artículo, es importante indicar que, con la pandemia del COVID 19 todavía muy activa a nivel mundial y nacional, los micro y pequeños productores han sido gravemente afectados por una reducción en su producción y una baja productividad de sus cultivos, a causa del incremento de los gastos en transporte y el menor acceso a mano de obra sana para trabajar (donde incluso siguen restringidas algunas labores de cultivo, fertilización y cosecha). En este contexto, programas como el Fondo Estatal para las micro y pequeñas empresas del sector agrario (FAE MYPE Agrario) han cubierto esta brecha de crédito temporalmente, atendiendo las necesidades de liquidez de los micro y pequeños agricultores vulnerables. Sin embargo, esto todavía es insuficiente para el sector.

 

Es imperativo recordar que los micros y pequeños productores agropecuarios abastecen de los principales alimentos a la canasta familiar de todas las regiones. Por ello, se deben generar condiciones para la mejora socioeconómica de estos productores y para el funcionamiento de las instituciones financieras que trabajan con este segmento. Estas condiciones implican el fomento de la asociatividad rural, el financiamiento a tasas interés competitivas (bajas) y el desarrollo de capacidades empresariales y financieras en los clientes y personal de las instituciones.

 

Agrobanco, como especialista en financiamiento del segmento rural y la institución más grande dentro de este segmento de productores, requiere una reestructuración profunda y un fortalecimiento financiero e institucional que la ayude a recuperar su razón de ser: El segmento de micro y pequeños agricultores. Se deben buscar socios privados para ello, ya que son una alternativa que permitiría un manejo más ordenado y enfocado en metas de mediano plazo, optimizando su capacidad de gestión y expansión de su cartera.

 

Para culminar, así como lo resalté en artículos previos sobre los micro y pequeños emprendedores urbanos, los micro y pequeños productores agropecuarios también son una importante fuente de empleo (no formal en su mayoría pero empleo per se) para población del sector rural. Ellos representan la más grande oportunidad de mejora socioeconómica en los segmentos vulnerables, por lo que es urgente atender (de manera rápida, oportuna y extensa) las necesidades del sector. Por ello, dentro de todas las recomendaciones brindadas en este artículo la asociatividad rural es la más importante, ya que será el instrumento que fortalezca las competencias y capacidades para todos los actores del sector.

Bibilografía

1. Fundación BBVA Microfinanzas (2015). Fondo de Microfinanzas Rurales en Colombia. Recuperado de:

www.fundacionmicrofinanzasbbva.org/revistaprogreso/fondo-de-microfinanzas-rurales/

Imagen de cabecera: unsplash.com